Dispositivo para producir en el lugar
para utilizar en comunidades, poblados, dispensarios médicos y misiones de los países en vías de desarrollo
El hipoclorito de sodio o lejía representa seguramente uno de los más potentes y eficaces germicidas de amplio espectro descubiertos por el hombre, teniendo la capacidad de destruir hasta el 99’99% de los gérmenes -bacterias, virus, algas, huevos, esporas y protozoos- si se respetan las condiciones de uso correctas, como la concentración y el tiempo de contacto entre el desinfectante y el material a tratar.
El hipoclorito de sodio se utiliza en la mayor parte de los acueductos del norte de Europa y el Norte de América para garantizar la perfecta higiene del agua potable.
Un segundo uso conocido por todos consiste en la desinfección de las aguas de piscina, donde se conoce con el nombre genérico de “cloro”, pero resulta igualmente empleado desde hace tiempo en la industria alimentaria o del tratamiento de las aguas residuales y en la desinfección en general.
El método de producción propuesto toma en esencia exactamente lo que las industrias quiímicas siguen para producir el valioso desinfectante en cantidades industriales, con la característica principal de utilizar – por elección precisa- materiales pobres, localizables por tanto en cualquier lugar, incluso en países en vías de desarrollo.
La cantidad de hipoclorito de sodio que se consigue producir con el método propuesto – y que permite obtener una concentración de producto activo semejante a la que se presenta normalmente en comercio- es notable si se considera que en una hora de tratamiento de electrolisis se consigue obtener una cantidad de desinfectante concentrado suficiente para convertir en potable -según los stándar higiénico sanitarios europeos- el agua para beber de un total de cerca de 500- 800 personas por día, y es precisamente el agua destinada al consumo humano la que resulta responsable de la mayor parte de las epidemias como por ejemplo el tifus, salmonelosis, cólera y gastroenteritis.
Con este dispositivo es por tanto posible obtener teóricamente la cobertura completa de las exigencias de desinfectante para cada una de las realidadaes locales pudiendo producir el agente con el empleo de materiales al alcance de todos y sin límites de cantidad o materia prima que tratar; constituida por agua salada.
Campos de aplicación del hipoclorito de sodio desinfectante
- Aguas para destino alimentario humano y animal
- Desinfección de carnes, hortalizas y fruta.
- Esterilización de biberones.
- Desinfección sistemática de sábanas, ropas y tejidos infectados.
- Desinfección de llagas y heridas.
- Tratamiento de micosis.
- Desinfección de instrumental quirúrgico.
- Desinfección de animales, paredes de establos y sus residuos.
- Desinfección de líquidos biológicos humanos como excrementos, vómitos,
- partes anatómicas, sangre, etc.
- Desinfección de cubiertos, platos, pucheros, etc.
Principio de funcionamiento del dispositivo
Cuando una solución de agua y sal se atraviesa con la corriente eléctrica continua a baja tensión se obtiene inmediatamente la formación de burbujas de gas hidrógeno en el electrodo negativo y burbujas de gas cloro en el electrodo positivo.
Las burbujas de cloro, atravesando el líquido para alcanzar la superficie, reaccionan con el segundo producto de la reacción de electrolisis – el hidróxido de sodio- formando hipoclorito de sodio.
La reacción de conversión en hipoclorito se ve facilitada por un largo recorrido de subida de las burbujas de cloro y por las dimensiones reducidas de estas, factor que favorece la máxima superficie de contacto con la masa líquida.
Estas condiciones se obtienen empleando electrodos de grafito de amplia superficie como por ejemplo el de una pila de linterna eléctrica común tipo Leclanchè.
El uso de un electrodo de grafito es indispensable porque cualquier metal vendría rápidamente corroído por las burbujas de cloro que allí se forman.
Por lo que respecta al electrodo negativo – donde se realiza el desarrollo de burbujas de gas hidrógeno- no se manifiestan problemas de corrosión: un hilo eléctrico común, pelado en 3-5 cm. de su cobertura aislante puede ser suficiente, pero también funciona bien un trozo de alambre de hierro, un cubierto de metal, etc.
- Una botella de plástico de 1.5 litros de agua mineral o bebidas sin alcohol con tapón de plástico.
- Un carbón cilíndrico de grafito sacado de una gruesa pila eléctrica tipo Leclanchè.
- Sal de cocina o para alimentación animal.
- Agua posiblemente filtrada o bien de la lluvia.
- Corriente continua de 12/24 voltios proveniente de una batería de coche, jeep. etc. o bien de paneles fotovoltaicos o grupos electrógenos de baja tensión.
-Segar o cortar el fondo de la botella de plástico (fig.1)
-Extraer por medio de una pinza u otro utensilio el electrodo central de grafito de la pila para linterna eléctrica.
– Eliminar del electrodo de grafito los materiales cerosos que contiene escaldándolo durante unos segundos en la llama de una vela -u otro sistema- dejando después gotear completamente la cera líquida.
-Perforar el tapón de plástico de la botella e inserir en él a presión el bastoncillo de grafito teniendo ciudado de que el tapón de metal presente en el cilindro de grafito (que representa el electrodo positivo de la linterna) sobresalga al exterior del tapón un centímetro aprox. (fig. 2)
– Despúes de haber enroscado el tapón a la botella, unir un trozo de cable electrico al tapón metálico presente en la porción de electrodo de
grafito que sobresale al exterior de tapón.
– Unir el hilo connductor al electrodo positivo de una batería de coche, jeep o camión u otro género de corriente eléctrica continua de 12-24
voltios.
– Dar la vuelta al dispositivo introduciéndolo dentro de un recipiente que sirva como soporte (vaso, etc.) o bien apoyarlo simplemente en la pared. (fig.3)
– Llenar el disposiitivo con agua llegando casi al borde superior. Añadir entonces un puñado abundante de sal de cocina y mezclar con cuidado hasta la completa disolución de la sal. (fig. 4)
– Introducir en el borde superior del recipiente – sumergiéndolo en el líquido hasta la mitad exacta del recipiente- un trozo del cable eléctrico pelado de su envoltura de plástico en 3 o 5 cm de su largura. El hilo se conectará después al electrodo negativo de la batería o generador de corriente continua a 12-24 volt. (fig.5)
-Después de una hora o más de electrolisis (cuidando de remover la mezcla de vez en cuando) trasvasar el líquido – que emanará un fuerte olor a cloro – a un recipiente con tapón.
-La estabilidad en el tiempo de la solución de hipoclorito obtenida resulta elevada (varios meses) sobre todo si se conserva al fresco y fuera de la luz.
1 puñado de sal + 1 litro di agua + 1 hora de tiempo = 1 litro de hipoclorito de sodio |
- El electrodo de grafito tiende a dejar en la solución líquida residuos carboniosos debidos al lento consumo de este. Esto no constituye perjuicio ninguno del uso sanitario del producto obtenido.
- Sustituir el electrodo de grafito cuando sus dimensiones se hayan reducido a cerca de la mitad.
- El dispositivo de producción del hipoclorito de sodio “autoseñala” automáticamente una inversión accidental de polaridades: del electrodo negativo en cobre no se formarán burbujas de gas mientras que tenderá recubrirse de una pátina gris-verdosa debido a su progresivo desgaste por el ataque corrosivo del cloro gaseoso.
- El hipoclorito de sodio concentrado obtenido se debe manejar con especial cautela y debe ser mantenido fuera del alcance de los niños.
- En caso de emergencias especiales la sal se puede obtener evaporando agua marina o aguas interas ricas en sales o bien evaporando – y sucesivamente calcinando por largo tiempo- orina animal o humana.
- En el caso de que sea necesario producir mayores cantidades de desinfectante, unir más dispositivos en paralelo.
ESPECIES BACTERIANAS, VIRALES Y PROTOZOICAS SENSIBLES A LA ACCIÓN DEL HIPOCLORITO DE SODIO
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Esta lista resulta, naturalmente, incompleta, se recuerda que la acción desinfectante del hipoclorito de sodio se orienta hacia cualquier especie microscópica y submicroscópica a condición de respetar los parámetros clave: la concentración del desinfectante, el tiempo de contacto y el perfecto contacto del producto con el material o líquido a tratar.
Desinfección del agua para consumo humano:
En ausencia de sistemas analíticos de control de la concentración de desinfectante añadido al agua a tratar el problema principal consiste en conseguir saber si se ha añadido la cantidad suficiente de hipoclorito en el agua.
El procedimiento a seguir consiste simplemente en la prueba de sabor del agua de forma continuada a medida que se procede a la adición del desinfectante partiendo de una primera dosis igual a un litro de desinfectante por cada 300/500 litros de agua a tratar.
Efectuar la primera prueba después de al menos 10 min. de tiempo después de la adición del producto (con el fin de asegurar una cierta eliminación de posibles formas patógenas presentes); para las sucesivas adiciones de hipoclorito de sodio este tiempo de espera no es necesario.
Cuando se advierta un tenue y persistente sabor a “cloro” se habrá alcanzado una concentración de seguridad: se ha verificado repetidas veces que en estas condiciones empíricas de dosificación se alcanzan concentraciones de cloro activo iguales a aproximadamante 1-5 mg/lt en agua limpia. Como término de comparación se recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda garantizar una dosificación de cloro activo igual a 0’5 mg/lt para un tiempo de contacto de al menos 30 minutos.
En estas condiciones se obtiene la destrucción del 99’99% de las especies bacterianas presentes (si se quiere incluir las especies virales el tiempo de contacto recomendado se elevará hasta una hora).
IMPORTANTE: La concentración inicial de cloro tiende rápidamente a bajar en el curso de los primeros minutos de la dosificación: hay que asegurarse por tanto, con la prueba, de la continua presencia del desinfectante en el agua.
NOTAS:
- -El tiempo de contacto con el desinfectante, una vez concluidas las adiciones, no deberá ser inferior a 30 minutos.
- -Es de fundamental importancia remover continuamente la masa líquida durante las sucesivas adiciones.
- -La turbiedad del agua a tratar reduce rápidamente la eficacia desinfectante del hipoclorito de sodio: utilizar, por tanto, en la medida de lo posible, aguas filtradas o de lluvia.
- -Cuidar la perfecta limpieza mecánica de pozos o cisternas antes de empezar el tratamiento desinfectante. En caso contrario el cloro añadido será consumido principalmente por las sustancias orgánicas depositadas sobre las paredes.
- – Una hipotética sobredosis de hiopoclorito de sodio no causa ningún daño a la salud excepto un empeoramiento del gusto del agua. Se sugierem en este caso diluir el agua con otra no tratada respetando después el tiempo de acción en contacto.
Diluir el producto concentrado 1:10 (1 litro + 9 litros de agua limpia).
Después del tratamiento desinfectante aclarar con la solución diluida de desinfectante (1:20) preparada algunas horas antes con el fin de eliminar la sal residual -normalmente presente en el hipoclorito- de la herida evitando así irritaciones locales.
Desinfección y lavado de alimentos:
La fruta y la verdura se pueden descontaminar sin dañar su calidad lavándolas con una solución diluida de hipoclorito de sodio (proporción 1:1000).
Pescados y moluscos de aguas contaminadas pueden ser tratados con el producto desinfectante (disolución 1:20)
Salpicaduras de sangre, excrementos y líquidos biológicos:
Utilizar el producto diluido (1:1) con tiempos de contacto de al menos 30 minutos.
Otros usos (desinfección de materiales quirúrgicos o para uso dental; tratamiento de suelos, superficies de trabajo. superficies lavables, mueblas, cubiertos, ropas, establos o
animales):
Diluir el producto concentrado 1:10 (1 litro + 9 litros de agua no turbia).
Tiempo de contacto no inferior a 30 minutos.
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- -“Guide pour les méthodes de sterilisation et de désinfection efficaces contre le virus de l’immunodeficience humane”. Organisation Mondiale de la Santè. Geneve 1990.
- -Seymour S. Block: “Disinfection, Sterilization, and Preservation” third edition; Lea & Febiger, 1983. Philadelphia.
- -Charles R. Cox: “Thechniques et controle du traitement dex eaux” OMS Geneve 1967.
- -Tanner F, W.: “The microbiology of foods” 2nd edition. Champaign, Garrard Press; 1944.
- -Somers I.I.: “Studies on in-plant chlorination” Food Technol.5; 1951.
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